domingo, 23 de noviembre de 2008




El poeta enamorado, enamorado de la rosa, enamorado del amor... la toma sin mas pensar, la huele, la siente. El apasionado poeta sangra, sangra por su belleza, muere por su amada... las espinas se encarnaron en sus manos, el dolor es agudo y a él no parece interesarle, mientras pueda contemplar su sublime belleza, comprende que el amor duele pero no se qeja sólo siente, porque ama sentir, esta ciegamente enamorado de su musa, de su destructora. Siente miedo de perderla y ella solo tiende a marchitarse en sus manos, ella muere y no por él... la pena lo desgarra, se aleja del mundo, auyenta todas sus pretendientes que, como aquella rosa, solo lo desangraran y se iran dejando el recuerdo de ese agudo dolor color rojizo. Estimado poeta: no te enamores de la vida, no ames al dolor, consumite en tus palabras, sumergite en el papel... regala sentimientos, pero no sientas, no sientas amor, no te enamores del dolor .

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