viernes, 20 de noviembre de 2009

Alquimistas de sentimientos

El verdadero problema no es la tristeza, sino la nostalgia, el temor y la angustia. Si lo pensamos de una manera lateral (entiéndase como que se vería el mismo punto de varios ángulos o perspectivas), podríamos apreciar el porque de la lagrima que recorre tu mejilla frente al ataúd o lapida de tu amigo, pero nadie piensa lateralmente frente a la muerte.Temor, sentimiento egoísta… no lloramos realmente por él que se fue, o por lo menos no en un 100%, lloramos por nosotros. La muerte nos muestra vulnerables a la vida, el ocaso del tiempo pasado, el fin de los minutos, frente a la muerte no somos mas que las palabras suicidas que se acercan a ese punto final letra tras letra, solo con el fin de terminar de ser, porque tampoco nos gustan las cosas incompletas. La muerte nos demuestra lo frágil que es la vida, siempre a nuestra sombra, nunca la vemos, solo con ella de frente somos conciente que lo único seguro que tenemos cuando nacemos es que nos vamos a morir.

La nostalgia. Los periódicos afirmaban que ese chico había muerto, talvez tendría nuestra edad o un poco menos… pero no, no nos importo y cambiamos de canal. Tus ojos se llenaron de lágrimas cuando pasaste frente a tu antigua casa, la nostalgia te inundo y descubriste un mar oculto algo alterado tras tus parpados… papa y mama gritando que dejen de molestar al gato, mientras con tus hermanos torturaban tras carcajadas al pobre animal… una sonrisa y una lagrima, seguís tu camino.

La angustia, se puede confundir con nostalgia ya que puede ser producto de la misma, pero la nostalgia no forma ese nudo en la garganta que prohíbe el ingreso de cualquier elemento (sea liquido, sólido o gaseoso).Si vemos desde otro punto de vista (entiéndase como pensamiento lateral), frente al temor, a la angustia y a la nostalgia no somos mas que mas que títeres de un viejo carpintero, no superamos a un álbum de fotos color sepia… Viéndolo de esta forma, nos damos cuenta que la tristeza no es mas que una sustancia homogénea, ¿Y nosotros? No somos más que alquimistas de sentimiento.Pero como ya lo dijo el punto en cuestión, nadie piensa de manera lateral frente a la muerte… nuestro mayor miedo, nostalgia, angustia, por lo tanto la muerte es la mayor expresión de tristeza.

Si la vida fuera una función de derivadas, tomando a x = muerte y siguiendo el procedimiento enseñado por un profesor a cargo del curso, veríamos que F(x) deriva en la tristeza… o sea si la derivada de la función en un punto es la pendiente en la recta y su valor es la tristeza, no pendemos de la muerte, pendemos de la tristeza, por lo cual… depende de lo que pende para ver el pensamiento de las personas. Eh aquí el tema en cuestión, pendemos de la tristeza porque la muerte, de la cual depende nuestra vida, es la máxima expresión de la misma… como alquimistas mezclamos sentimientos, como matemáticos resolvemos cuestiones y como egoístas lloramos nuestros muertos.

El problema no es la tristeza, ni sus ingredientes, ni siquiera la muerte o la vida… el problema somos nosotros, nuestros impulsos y nuestra forma de pensar, el verdadero problema de la tristeza es la memoria, pero sin memoria no se es, porque somos lo que recordamos, así nos forjaron… ¿Y si en cambio la sociedad no hubiera implantado la tristeza como tristeza sino como alegría? Lloraríamos de alegría, pero el sentimiento seria el mismo… una palabra lo cambia todo, yo por mi parte prefiero recordar y ver las cosas lateralmente, porque la tinta derramada no mancho el blanco mantel, solo le dio un estilo único e irrepetible.